miércoles, 15 de septiembre de 2010

Machuca, el dibujo sin aditivos

El ilustrador Ricardo Machuca ha sido el protagonista de la primera de las charlas de la tarde del miércoles, además de autor de la exposición que desde hace unos días se puede disfrutar en el Centro Comercial El Atrio. Maestro del dibujo y el color, a Machuca le gusta el cómic desde su niñez, aunque no fue hasta sus tiempos universitarios cuando se planteó dedicarse profesionalmente al dibujo a raíz de sus primeras publicaciones. Como el mercado del cómic español en esos primeros ochenta estaba como estaba, comenzó a trabajar haciendo storyboards para películas de dibujos animados e inició un paréntesis de 20 años alejado de las viñetas, aunque “siempre supe que volvería al cómic”, según afirmó.

Ricardo Machuca, presentado por Ángel de la Calle.


Machuca habló de su generación, de los compañeros con los que se encontraba en la librería Tótem, de las páginas que hizo junto a Rafa Negrete en los noventa y que se encuentran a la espera de encontrar quien las publique. Y el regreso de Machuca al cómic fue a lo grande. “En 2002 el dibujo animado español no me daba para más, así que o emigraba o se acabó”, comentó. Los contactos que Lorenzo Díaz hizo en Angoulême les permitió crear una historia para el mercado francés junto al coguionista Francisco Naranjo, Las arenas del tiempo. El dibujante explicó el método de trabajo de tan particular trío, el cual consistía (y consiste) en comentar sus ideas en torno a unas cervezas, que “es como se fomenta la creatividad”, según apuntó Machuca con retranca. Luego, el guionista que veía mejor la secuencia creaba la página, se hacía un borrador y, tras corregir lo que fuera preciso, Machuca se ponía a dibujar. Tras un tiempo que tardó en publicarse (y en pagarse) se planteó su paso al mercado español de la mano de Ricardo Esteban y la editorial Dibbuks. Aunque Las arenas del tiempo estaba pensado como una miniserie de cuatro números, Glénat ha parado su publicación, por lo que los autores están explorando el panorama para completarla.



A raíz de ahí vinieron encargos como El liderazgo ilustrado, un encargo de Esteban que destila ironía por los cuatro costados. En la misma editorial también publicó cuentos infantiles como Mi perro Lucky. Amante del cómic francobelga, su estilo sigue los cánones de una narrativa pausada y clara para el lector. Una de las características de Machuca es su técnica de coloreado, a base de lápices de colores y rotuladores. El ordenador no tiene cabida en el estudio de Machuca. “Hago unas bases de colores planos con los rotuladores y luego busco los volúmenes con los lápices”, explicó el ilustrador, como si fuera tan fácil. En la actualidad, Ricardo Machuca se encuentra experimentando con un nuevo estilo, con más mancha, más sombra negra que divida los términos de la viñeta.



Sobre nuevos proyectos, junto a Lorenzo Díaz y Francisco Naranjo ha creado la historia de una niña un tanto siniestra cuya abuela, ya fallecida, vive en la buhardilla de su casa. Una fábrica de ideas que promete ofrecer nuevas sorpresas en el futuro.

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