Considerado uno de los mejores portadistas de los Estados Unidos y uno de los dibujantes con un estilo y diseño de página más peronales, J. H. Williams III sorprendió al personal que se acercó esta tarde al auditorio de la Casa de Cultura confesando que es un artista casi enteramente autodidacta. Tan sólo la influencia de unas clases de diseño para publicidad, disciplina en la que la idea es más importante que la factura del dibujo, se deja notar en su trabajo.
Williams relató sus inicios. “Me pasé muchos años con una carpeta de muestras para los editores de todas las compañías. Todos me indicaban mis errores y querían que dibujase como el dibujante popular del momento. Así que yo preparaba nuevas muestras basadas en sus comentarios, pero al año siguiente el dibujante de moda ya no lo estaba. Entonces decidí que estaba harto de intentar imitar a nadie y empecé a preparar dos proyectos en mi propio estilo que presenté en editoriales independientes. En una convención cerca de San Francisco, el guionista de una de las historias se puso en contacto con el artista Howard Chaykin, fui a hablar con él y le pedí una crítica sincera. Es un tipo con una personalidad dura, gruñón, aunque en el fondo adorable. Le insistí y viñeta por viñeta me decía ‘esto está bien, esto es una mierda’. Cuando llegábamos a viñetas con soluciones más experimentales, él me preguntaba por lo que no entendía unas cosas y yo siempre tenía respuesta para todo. Vio que me lo tomaba en serio, así que en un momento dado, se acercó al stand de DC y en voz alta comenzó a comentar que quería que me dieran trabajo. Dijo que eran las muestras más profesionales había visto en muchos años entre los aficionados. Muchos editores me dieron su tarjeta, pero conseguir un primer encargo me costó 80 llamadas más. Aprendí que si no hubiese sido por él habría tardado mucho más, pero aun con su apoyo necesitas tener mucha perseverancia, seguir en contacto con la gente porque no eres el único que quiere conseguir trabajo. Cuando a un editor le falla un dibujante pensará en el que le deja 20 mensajes en el contestador antes que en otro. Si no insistes habrá otra gente que al final se quede con el trabajo”, explicó.
Pero muchos años antes había venido la decisión de dedicarse al dibujo profesionalmente, exactamente cuando tenía diez años. Obsesionado desde pequeño con unas figuras de juguete japonesas, Los Micronautas, y lector de varias series de cómics, de pequeño le gustaba dibujar. Pero no fue hasta que se topó con el número uno del cómic de sus juguetes favoritos cuando se dio cuenta de lo maravilloso del medio.
Williams explicó que la conquista de su propio estilo fue cuestión de tiempo. “Fue un proceso orgánico, nada planeado”. Promethea es uno de sus trabajos con una mayor repercusión, dentro de la línea America Bests Comics, con guiones de Allan Moore. El editor Scott Dunbier le ofreció el trabajo. “Él fue sincero conmigo y me dijo que yo no había sido su primera opción, pero Alex Ross y Todd Klein no hacían más que decirle que me lo ofrecieran, lo que me sorprendió porque no les conocía. Envié unas muestras a Alan Moore para que viera mi trabajo y dos semanas después Scott me llamó para ofrecerme Promethea. En un principio le dije que necesitaba tiempo para pensarlo. Cuando colgué el teléfono me dio un chungo. Consulté con mi mujer durante unos días y al final respondí que sí, y creo que ha sido uno de las mejores decisiones que tomé en mi vida. Años después, Scott me comentó que no se imaginaba el proyecto sin mi dibujo. Fue muy gratificante para mí, significó como cerrar el círculo”, relató. Una sabia decisión, sin duda.
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